Ayer fui con las SMFI al teatro. Yo había visto la obra en estreno, junto a Leonidas, pero él se quedó dormido en la segunda parte de la funcíón. Pensé entonces volverla a ver. Pero...¿con quién?- me dije. Inmediatamente se me vino a la mente la gordita bella, que le encanta el teatro, y sobre todo, iba a poder comentar con ella más detalles de obra. En principio saqué un pase doble para las dos. Pero nuevamente pensé: a las dos SMFI que faltan también les gustaría verla. Así que hice el intento y conseguí un pase doble más. Fue así que pude canjear entradas y nos fuimos a ver la obra de teatro con la chicas. Y chévere ir puras chicas, pues después los comentarios sobre la obra son la mejor sobremesa.
Debo agradecer a mi gordita bella el rico cafe que tomamos....jijijiji. Por el centro cultural hace un frío......En fin....La obra que fuimos a ver la escribió David Mamet, un dramaturgo estadounidense que gustaba plasmar las relaciones humanas de la sociedad. Pero más que nada, explorar las relaciones "prohibidas" por así decirlo, dentro de una época.
"Un matrimonio de Boston" es el título que lleva esta pieza teatral. Retrata la convivencia de dos mujeres ya en la plenitud de su vida y el ocaso al que se encuentran próximas. Reclamos, riñas, celos, amor, odio y otras veleidades son las que podemos ver en escena en las casi dos horas que dura la obra. Alterna junto a ellas la sirvienta que, entre seria y jocosa, rompe algunos momentos de tensión y apoya el desarrollo de toda la acción.
Justo comentábamos con mi gordita bella que varias de las frases allí sueltas tenían una finura espectacular para decir cosas positivas o negativas. "No sabes que existe un mundo más allá arriba de tu cintura?", le decía la amante mayor a la menor. (si no saben que significa, se aceptan comentarios). " Oh mi buena amada, mi dulzura, mi etcétera.".... es decir: su todo.
Comentábamos también la facilidad entre una que lanzaba una frase y tenía a la otra para completar la idea. Es decir, que tal grado de complementación para estar en la cabeza de la otra. Y aún calladas, poder decir: "Estabas a punto de decir algo, dilo de una vez".
Y bueno, generalmente en nuestro país no se presetan obras que retraten el tema de pareja sólo entre mujeres. Y más aún si nos remontamos a fines del siglo XIX. Interesante por ello la propuesta. Pero más interesante aún la respuesta del público, que dejando atrás todo prejuicio, está yendo a ver la obra.
Esta vez pude disfrutar las dos horas del teatro. Pero opino que la segunda parte de igual forma se extendió demasiado (por ello que la primera vez que la vi, Leonidas se quedó medio dormido). De todas formas, es una buena obra, así que si están por Lima Limonta, vayan a verla.